sábado, 25 de septiembre de 2010

miércoles, 7 de abril de 2010



Sofia Kovalévskaya

Sofya Kovalevskaya (1850-1891) fue una de las pocas mujeres que, a pesar de los prejuicios de la época, se ha hecho con un lugar muy notable en la historia de las matemáticas.
Nació en Moscú, en una familia tradicional y acomodada. En "Las hermanas Rajovsky", Sofya narra su infancia y describe su vida familiar y el círculo de amigos, entre los que se incluía el escritor Dostoievsky
Ella y su hermana Anyuta formaban parte de un movimiento moscovita en favor de la emancipación de la mujer. Deseaban salir a estudiar a Alemania, algo imposible en aquella sociedad para una mujer soltera. Se pusieron entonces en contacto con un joven paleontólogo, Vladimir Kovalevsky y le propusieron que se casara ficticiamente con una de ellas. Vladimir eligió a Sofya y, así ésta y su hermana tuvieron libertad para estudiar en Alemania, primero en Heidelberg (en 1868) y después en Berlín.
En aquella época las mujeres no podían asistir a las clases públicas, pero Karl Weierstrass, profesor de la Universidad de Berlin, estimó tan alto el talento matemático de Sofya que decidió darle clases particulares desde 1871 a 1874.
En 1874 la Universidad de Göttinger, ante la insistencia de Weierstrass, le concedió el título de Doctor in absentia (a distancia, ya que siendo una mujer el claustro no estaba dispuesto a hacerlo de otra forma).
Sin embargo, a pesar de sus dotes, su título y la influencia de Weierstrass, ninguna universidad quiso contratar los servicios de una mujer como docente.
Volvió a Rusia y más tarde a las matemáticas con la ayuda por correspondencia de Weierstrass
En 1884 fue invitada como conferenciante a la Universidad de Estocolmo. En 1888 la Academia de las Ciencias de París le concedió un importante premio por un trabajo sobre rotación de un sólido alrededor de un punto fijo
Por fin en 1889 fue nombrada profesora, gracias a su gran valía y al espíritu abierto de la Universidad en Suecia.
Dos años más tarde una epidemia de gripe en Estocolmo se lleva a Sofya, pero deja una importante labor matemática y varias obras literarias



Infancia y juventud
Vivió su infancia en Palibino, Bielorrusia. Sofia amaba desde niña la lectura y la poesía, se sentía poeta en su interior. Además de su hermana, dos de sus tíos influyeron notablemente en su vida. Uno de ellos, un auténtico amante de la lectura y aunque no era matemático le apasionaba esta ciencia; su otro tío le enseñaba ciencias y biología. A menudo se sentaba en un banco del patio para ver mecerse con el oleaje, provocado por el viento, la pelota del estanque quedándose sumergida en sus pensamientos matemáticos.

Bajo la guía del tutor de su familia, Y. I. Malevich, que Sofía comenzó sus primeros estudios reales de matemáticas. A los trece años empezó a mostrar muy buenas cualidades para el álgebra. Por esa época escribió:"Comencé a sentir una atracción tan intensa por las matemáticas, que empecé a descuidar mis otros estudios". Pero su padre, a quien le horrorizaban las mujeres sabias, decidió interrumpir las clases de matemáticas de su hija. Aun así Sofia siguió estudiando por su cuenta con libros de álgebra. Pidió prestado un ejemplar del Algebra de Bourdeu que leía a la noche cuando el resto de la familia dormía. Así, aquello que nunca había estudiado lo fue deduciendo poco a poco. Un año más tarde un vecino, el Profesor Tyrtov, presentó a la familia de Sofía un libro del que él era autor y Sofía trató de leerlo. No entendió las fórmulas trigonométrica e intentó explicárselas a sí misma. Tyrtov advirtió que ella, en su trabajo son el concepto de seno, Sofía había usado el mismo método por el cual había sido desarrollado a través de la Historia. Tyrtov discutió con el padre de Sofía que ella debía ser estimulada para estudiar matemáticas más profundamente, pero sólo varios años después se le permitió tomar lecciones particulares.

Sofia, a partir de los conocimientos que ya tenía, explicó y analizó por sí misma lo que era el concepto de seno tal y como había sido inventado originalmente. Un profesor descubrió las facultades de Sofia, y habló con su padre para recomendarle que facilitara los estudios a su hija. Al cabo de varios años su padre accedió y Sofia comenzó a tomar clases particulares.

Los años de su adolescencia fueron años de rebelión, la época de las grandes revoluciones y manifestaciones de siglo XIX en las que el socialismo feminista iba ganando terreno. Su apellido de soltera era Korvin-Krukóvskaya y era descendiente de un rey de Hungría. A los trece años se enamora del escritor Fiódor Dostoyevski, amigo de su hermana. Más tarde, al casarse, adopta el apellido del marido.

Estudios

Hasta entonces a las mujeres se les impedía el acceso a la universidad, por lo que se contraían matrimonios de conveniencia. Eso es lo que hizo Sofia para escapar de control paterno y poder salir a estudiar. Así se casó con Vladímir Kovalevski y se marchó a Heidelberg, donde tampoco la dejaron acceder a la universidad más que como oyente. Pronto atrajo la atención de los profesores, que la recomendaron para estudiar en la universidad de Berlín con Karl Weierstrass, a quien se consideraba el mejor matemático de la época. Allí tampoco estaba permitido el acceso de las mujeres a las universidades, pero Weierstrass accedió a trabajar con ella en privado.M.L. Dubreil Jacotín escribió:

Tras pasar agotadoras épocas de intenso trabajo intelectual, en las que, a veces, comía poco y olvidaba arreglar su ropa, se dedicaba intensamente a la vida social, junto a su esposo, en San Petersburgo. Ello reduce el nivel económico del matrimonio. Tiene una hija, pero finalmente el matrimonio se disuelve. Estando en Alemania recibe la noticia del suicidio de su marido.

Doctorado y cátedra

Al mismo tiempo que estudiaba comenzaba su trabajo de doctorado. Durante sus años en Berlín escribió tres tesis: dos sobre temas de matemáticas y una tercera sobre astronomía. Más tarde el primero de estos trabajos apareció en una publicación matemática a la que contribuían las mentes más privilegiadas.
Gracias a Mittag-Leffer, Sofia pudo trabajar a prueba durante un año en la universidad de Estocolmo. Durante este tiempo Sofia escribió el más importante de sus trabajos, que resolvía algunos de los problemas al que matemáticos famosos habían dedicado grandes esfuerzos para resolverlos.